80. SURA FRUNCIO EL CEÑO

En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo.


(*) [La causa del descenso de las primeras aleyas de esta sura, es que en una ocasión, estando el Profeta, que Allah le dé Su gracia y paz, con un grupo de influyentes de los Quraysh, en los que tenía un gran interés por atraerlos al Islam para que pudieran arrastrar a otros con su posición e influencia, vino a él un ciego llamado Abdullah b. Maktum que sin advertir que el Profeta estaba ocupado, lo interrumpió para decirle: ¡Oh Mensajero de Allah! Enséñame algo de lo que Allah te ha enseñado.
Entonces al Profeta, que Allah le dé Su gracia y paz, le disgustó su interrupción y frunció el ceño apartándose de él.
Y a raiz de esto descendieron las primeras aleyas de esta sura. Desde aquel momento, cada vez que se encontraba con él, le decía: "Sea bienvenido aquel por quien Mi Señor me reprendió".
Y en Medina, en dos ocasiones, lo dejó de lugarteniente suyo durante su ausencia.]
(1)
Frunció el ceño y se apartó

(2)
porque vino a él el ciego.

(3)
¿Pero quién sabe?, tal vez se purifique,

(4)
o recuerde y le beneficie el Recuerdo.

(5)
Al que es rico,

(6)
le dedicas atención;

(7)
cuando no es responsabilidad tuya que se purifique.

(8)
Mientras quien viene a ti con afán

(9)
y es temeroso,

(10)
te despreocupas de él.

(11)
¡Pero no! Es un Recuerdo*.
*[El Corán.]

(12)
Así pues, quien quiera que recuerde.

(13)
Contenido en páginas veneradas,

(14)
elevadas, purificadas,

(15)
por manos de mediadores

(16)
nobles y virtuosos.

(17)
¡Que muera el hombre! ¡Qué ingrato es!

(18)
¿De qué cosa lo creó?

(19)
De una gota de esperma lo creó y lo determinó,

(20)
luego le propició el camino

(21)
y luego le hace morir y entrar en la tumba.

(22)
Y después, cuando quiera, lo devolverá a la vida.

(23)
¡Pero no! No ha cumplido lo que Él le ordenó.

(24)
Que se fije el hombre en lo que come:

(25)
Es cierto que hacemos que caiga agua en forma de precipitaciones,

(26)
y seguidamente hendimos la tierra en surcos,

(27)
y hacemos que en ella broten granos,

(28)
viñedos y hierbas comestibles,

(29)
olivos y palmeras,

(30)
frondosos vergeles,

(31)
fruta y pastos.

(32)
Como disfrute para vosotros y vuestros rebaños.

(33)
Y cuando el Grito ensordecedor llegue,

(34)
el día en que el hombre huya de su hermano,

(35)
de su madre y de su padre,

(36)
de su compañera y de sus hijos.

(37)
Ese día, cada uno tendrá una preocupación.

(38)
Ese día habrá rostros resplandecientes

(39)
que reirán gozosos.

(40)
Y ese día habrá rostros polvorientos,

(41)
cubiertos de negrura.

(42)
Esos eran los encubridores, farsantes.